lunes, 17 de octubre de 2011

Humedades


No solo fue que no estuvieras o que tu nombre diera vueltas en la casa como un tornado, y que me revolviera las sábanas y los papeles… no solo fue eso. Es que estos dos días fueron grises, muy grises: no salió el sol, hacía frío y la soledad me cristalizó hasta el pensamiento; llovió, llovió sin permisos, sin pausas, y todas las paredes del cuarto, todas, lloraron sin detenerse, y las lágrimas alcanzaron la cama, y subieron desesperadamente para humedecerme las fuentes.

6 comentarios:

  1. como siempre, exquisito, un beso

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  2. Gracias Carli, por leer siempre también, besisss

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  3. es una verdadera pena... la soledad ajena, y más en estos casos, un saludo desde camagüey.

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  4. Gracias por leer, veremos cómo calmamos las penas, y las soledades, un beso

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