martes, 16 de agosto de 2011

Meteoros

Que me caigan en punta sobre el cuerpo, y me quemen. Que se fundan a la piel, a las venas, y naveguen entre las arterias, los glóbulos, los órganos. Que los perforen todos, que penetren en el corazón, que lo desgajen, lo trocen, y lo escupan. Que no quede una pieza sin romperse, sin rasgarse, sin caer al suelo y ser pisoteado como en otros tiempos. Que me violen, me maltraten, me rompan en pedazos, en pedazos verdes y azules que perduren como manchas de pared.
  Yo los voy a esperar en el balcón, sin ropa, con los ojos tapados y las manos detrás. Voy a esperar que llueva desesperadamente, y caigan entre la Luna, y bajen hasta mis pies, y me entren por las uñas o por los poros o por la nariz. Voy a esperarlos de pie, de pie y sin ropa. Con la única esperanza de que me estallen dentro.

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